Thursday, January 12, 2006

¿En qué quedamos?

El ex virrey de Irak, Paul Bremer, acaba de publicar un libro auto-exculpatorio sobre su experiencia como todopoderoso representante de Bush en el ex-feudo de Sadam Hussein. A los soldados españoles enviados a la cruzada de los neocon norteamericanos por el tandem Aznar-Trillo les dedica una frasecita que cuestiona el valor que se les supone. También critica a los jefazos de su propio ejército por su falta de visión y tomar decisiones equivocadas. Según el rencoroso y locuaz ex-enviado plenipotenciario, los nuestros permanecían sentados en sus tanques mientras los suyos eran atacados por la resistencia iraquí. Las infidencias de Paul no le han sentado bien a la clase política española. Ni a los gobernantes de antes ni a los de ahora. Afortunadamente, el Pentágono ha tardado poco en reaccionar y rectifica a Bremer a través de un comunicado donde deja muy claro que la aportación de nuestras tropas fue muy "valiosa en el desarrollo de un Irak libre". Menos mal. De todas formas, nuestra misión era humanitaria, ¿no? Y ahora nos tachan de cobardes. Serán desagradecidos. Esta moda de ponerse a rajar nada más ser defenestrados o cesar en el cargo de los antiguos colaboradores de Bush, se va a convertir en un género literario. Hace poco le tocó a Richard A. Clarke, ex coordinador de la lucha antiterrorista y la verdad es que su libro "Contra Todos los Enemigos" es superentretenido. Así nos enteramos de lo que ellos quieren que nos enteremos. Algo es algo.

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