La electoral campaña del Papa

Esta noticia salió publicada en El País durante el torbellino de las vacaciones navideñas y tengo la sensación de que no se le hizo mucho caso. Resulta que la elección papal del cardenal Ratzinger no sólo fue fruto de la inspiración divina de los prelados asistentes al gran cónclave del Vaticano, sino que el cardenal y sus seguidores se la curraron a saco como quien dice. El candidato teutón utilizó toda la artillería persuasiva a su disposición para convencer a los cardenales de todo el mundo que su candidatura era la más bonita y la más barata. Así, sus seguidores, vinculados todos al Opus Dei, recorrieron tierra, mar y aire para convencer a los jerarcas eclesiásticos con derecho a voto de las excelencias de Ratzinger y de su disponibilidad para ejercer el cargo a pesar de los maliciosos rumores sobre su precario estado de salud. Este dato se lo sopló un cardenal brasileño asistente al cónclave al periodista Gerson Camarotti del diario O Globo. Según el denunciante anónimo, las labores de persuasión se llevaron a cabo durante cenas y reuniones en conventos e institutos religiosos. Como todos sabemos, las gestiones tuvieron un final feliz y el Opus tiene papa.