La felicidad no es normal

Por fin alguien lo ha dicho alto y claro. Aspirar al Nirvana en la tierra es propio de imbéciles y/o ilusos. Lo normal es sentirse triste y apabullado por la melancolía ante tanta fuente de angustia que nos rodea diariamente. Para evitar añadir la decepción a un estado de ansiedad permanente, lo mejor es resignarnos y aceptar lo inevitable. Esto es lo que aconseja en el último número de la revista Time, el eminente y controvertido psícologo, ex-paciente mental, Steven Hayes. Tras superar con éxito una larga serie de ataques de pánico y crisis varias, el psícologo de la Universidad de Nevada ha conseguido aclararse las ideas y, en su último libro de autoayuda recién salido del horno, "Sal de tu mente y penetra en tu vida", afirma que hay que aprender a aceptar el sufrimiento como motor de la vida. Una vez hecho esto, miel sobre ojuelas. ¿Cómo conseguirlo? Fácil: a través de una técnica conductista llamada Terapia de la Aceptación y el Compromiso. Gracias a este mecanismo aprendemos a observar nuestros más aberrantes pensamientos y obsesiones como si fueran algo ajeno a nosotros. Un espectáculo de nuestra mente, vamos, que analizado friamente con la ayuda del terapeuta se convierten en lo que son: distorsiones de una realidad más compleja y menos agobiante. En lugar de obsesionarnos con pensamientos negativos, aprendamos a incorporarlos a nuestra existencia sin darles más importancia que la que tienen. Ser infeliz es normal, pero no vamos a amargarnos por ello.