¿Candidato al Oscar?

La industria cinematográfica turca da a probar a Hollywood un poco de su propia medicina. Tras años de hacernos aplaudir las hazañas de sus superhéroes baleando a los malhechores tercermundistas sin reparar en gastos, resulta que ahora la gran pantalla devuelve al todopoderoso cine norteamericano una visión de la realidad tan maniquea, alienada y espectacular como las que hemos aplaudido desde que éramos chicos en el cine del barrio. Lo que pasa es que ahora los malos desaprensivos de mirada extraviada y habla aclichetada son ellos y los buenos son los que antes servían de carne de cañón a la máquina de matar regurgitada desde la meca del cine. La película El Valle de los Lobos es un éxito taquillero en Turquía y Alemania. Como todo vehículo que pretende apelar a los bajos instintos de su público receptor, está basada en hechos reales lo que incrementa el morbo y sirve para que el boca a oreja se propague como un reguero de pólvora diseñado por el equipo de efectos especiales de la última superproducción anunciada a toda página en el Variety. En Alemania, el fervor del público tiene preocupadas a las autoridades que consideran la película como un exabrupto propagandístico antiamericano, proclive a generar disturbios. A buenas horas mangas verdes. Haberlo pensado antes cuando la cosa era al revés.