Thursday, January 25, 2007

Down and Dirty Pictures...

...es el título original de "Sexo, Mentiras y Hollywood" de Peter Biskind, un intento de desmitificar la imagen de marca del cine independiente norteamericano desde el triunfo de Steven Soderbergh en Cannes en 1989 hasta nuestros días. Es de esos libros que husmea en las alcantarillas del famoseo hollywoodiense suministrando munición a los adictos al morbo aunque, en este caso, circunscribe su radio de acción al movimiento de cine independiente norteamericano que tantos adeptos ha encontrado entre los desengañados de la antaño "glamourosa" industria del séptimo arte manufacturado en la ciudad de los ángeles. Protagonistas son los hermanos Weinstein, en especial Harvey, un ogro con nula tolerancia a la frustración e incapaz de ejercer autocontrol a la hora de negociar contratos, tratar con artistas y administrar a sus empleados. De su boca emanan insultos, coacciones y amenazas con la misma facilidad con las que despliega piropos y disculpas: "Tú eres una mierda, tu película es una mierda, yo soy rico y no me hace falta quebrarme la cabeza con tus gilipolleces. No volverás a trabajar nunca más en la industria y yo seguiré forrándome", son, más o menos, sus frases habituales a la hora de persuadir a un cineasta novato para que recorte cinco minutos de su obra maestra recién estrenada en el Festival de Sundance. Otro personaje del libro que no sale muy bien parado es Robert Redford, gran mentor y patrocinador del cine independiente mundial desde que un día se le ocurrió convertir su rancho de Idaho en el paraíso de los nuevos creadores. Resulta que el gran mecenas y visionario es un tipo acomplejado, enigmático e incapaz de tomar una decisión a tiempo. El libro, cuyo título original poco tiene que ver con el desafortunado sucedáneo de su edición española ("Down"=a ras de suelo, por lo bajo; "Dirty"=sucio; Pictures=películas), es un inventario de situaciones angustiosas y estresantes de las que sólo se libran algunos escasos privilegiados como Tarantino y Kevin Smith. Se desprende de todo ello que en todas partes cuecen habas, pero en el centro del imperio del cine no subvencionado, donde el dinero es la medida de todas las cosas, las habas se las comen crudas y cualquier orificio es bueno para joder a la competencia o machacar al que se interponga en el camino. Así y todo se hacen buenas películas, pero cuanto sufrimiento...

Wednesday, January 03, 2007

Memoria Histórica


Deadwood, serie televisiva de HBO, es un excelente modelo de recrear el pasado para mejor comprender el presente. Además, es un producto cinematográfico de ficción absorvente y adictivo. Narra el nacimiento de una comunidad, la ciudad que da nombre a la serie, a finales del siglo XIX en South Dakota, lugar poblado por buscadores de oro, prostitutas, comerciantes, pistoleros y capitalistas donde la ley del más fuerte es la que marca la senda que conduce a la supervivencia, al cementerio o a la pocilga más cercana para ser engullido por cerdos hambrientos previo pago de la tarifa habitual. Sobresale la ambientación dentro de la cual se inserta una trama compleja con impresionantes interpretaciones de la totalidad del elenco actoral y unos diálogos que parecen escritos por discípulos de Ibsen, Chejov, Arthur Miller y Shakespeare. La lucha por el poder con su bagaje de corruptelas, crímenes y miserias da pie a escenas memorables que para digerirlas adecuadamente, hay que darle al botón del "pause" en más de una ocasión. Pocas veces, la naturaleza humana ha sido diseccionada con tanta agudeza y ausencia de remilgos. Si queremos reflexionar con mejor conocimiento de causa sobre cómo se las gastan quienes nos gobiernan y controlan (salvando el sentido de las proporciones y la evolución de las instituciones que se han vuelto más sutiles a la hora de joder a los más débiles) Deadwood es una herramienta útil donde las haya. Altamente recomendada. Se puede comprar aquí.