el macrobotellón

Las tertulias radiofónicas echan humo rivalizando en indignación y desprecio hacia el fenómeno del botellón que amenaza los cimientos de nuestra sociedad atenazada por el miedo y la ignorancia. Los sesudos opinantes -voces escandalizadas, desahogos, lamentos y crítica acerba- se lanzan a la yugular de la juventud española dormida y embrutecida por el alcohol y el gregarismo: "la sociedad burguesa está deshilachada...la libertad en nuestra sociedad consiste en tolerar los excesos...la educación es el gran problema de este país, habría que reimplantar eso de la letra con sangre entra...." Las opiniones se agolpan unas encima de otras, lo que en la radio resulta molesto, y a la catarata de quejas sucede una súbita perplejidad. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cual es la causa de fondo? ¿Dónde nos hemos equivocado? Un fugaz momento de duda y enseguida vuelve la escandalera que siempre es buena para la autoestima, "así que lo que hay que hacer es denunciar la violencia y las escenas espeluznantes"..."Los padres están aterrorizados." "Si los padres ejercieran la patria potestad como se debe.."."La explosión de los valores, beber como excusa, "¿Quien lee más libros en un fin de semana? Podrían organizar eventos así. El problema es que, mientras en Francia se mobilizan contra una ley de primer empleo injusta, aquí los jóvenes canalizan su energía emborrachándose en masa..." En fin, así hasta que los tertulianos recuperan su sentido de la mesura y vuelven a los temas de siempre. Se echa de menos la voz de los protagonistas. No los han invitado.